lunes, 29 de julio de 2013

Tus primeros cien días son el reflejo de los próximos años


Nunca se me olvidará una frase de Carlos Croes a Henrique Capriles en septiembre de 2012, al señalarle que “cien días demuestran lo que será tu gobierno” y pues bien, el actual presidente ha cumplido más de 3 meses ejerciendo funciones de Estado y cabe preguntarse ¿son estos cien días un buen presagio?

Si bien a algunos les parece muy corto tiempo para hacer una evaluación del desempeño de alguien, ya ha sido convencionalizado como período suficiente. Este tiempo nos ha hecho ver a un gobierno que da bastantes movidas con la finalidad de lograr la tan ansiada estabilidad y superar el éxito de la oposición, aún saliendo derrotada, en la última elección.


Son varios los aspectos que nos hacen fustigar la calidad del gobierno madurista, y es porque la actual crisis económica y social ha llegado a un punto insostenible que ha hecho necesario el diálogo con varios sectores del país, especialmente del área productiva y las causas se han generado a raíz de la poca visión del mismo y su antecesor para desarrollar un modelo productivo en el cual todos los actores se vean beneficiados y el máximo ganador resulte ser el ciudadano, consumidor y usuario.

Cómo es posible que quieran matarnos con la frase “Tenemos Patria” a sabiendas de que en los supermercados o cadenas intermediarias de alimentos, artículos de higiene personal y otros, nos podemos adquirir los productos que necesitamos y cuyas marcas preferimos por haberse extinguido, literalmente, de los anaqueles. En Venezuela no conseguimos hablar de calidad de vida, y repito lo señalado en publicaciones anteriores, con todas estas medidas no salimos ganando sencillamente hacen una sinceración.

Cuántas veces un empresario o persona natural no debe acudir al mercado negro para comprar dólares, la carne acaso no la adquirimos por más de 100, 00 Bs. y de igual forma otros rubros. Al gobierno no se le debe felicitar por sentarse en una mesa, esa es su tarea y es hora de comprenderlo. Aún cuando el bolsillo se nos vea afectado la realidad no podemos taparla o esconderla.

El Estado venezolano es el gran responsable de tanta inmundicia y es hora de corregirla. El gobierno de Maduro ha estado siendo más censurador que el del mismo Chávez. Quieren disfrazar el silencio con mesura y ya hoy las voces disidentes tienen pocos espacios. Los contenidos audiovisuales resultan más mediocres y en las emisoras de radio hay pocas excepciones. La prensa y redes sociales, esta última con toda la manipulación cibernética, han salido airosas.

Maduro se ha empeñado en hacerse ver como otro falso redentor y la verdad es que en Venezuela somos cada día más pobres, y hasta el mejor profesional ve amilanado sus ingresos por diversos fenómenos (inflación, desabastecimiento, estafa). Sigue el fracaso en materia de seguridad, y se acude a la figura de grupos de exterminio para tratar de aminorarlo.

Gozar de servicios básicos óptimos es un deseo digno de ser retratado en una carta para el niño Jesús, especialmente el de la electricidad. Quieren pregonar inclusión y yo no sé cuantas otras cosas sobre el poder popular con esos gobiernos de calle y pareciera más bien el remake del Aló Presidente, sabiendo todos que hoy más allá de parecer cercano al pueblo se requieren políticas lógicas, planificadas y serias que puedan ser perdurables en el tiempo y ataquen los conflictos de raíz.

Los cien días de Maduro y sus probables seis años, transcurrirán entre dimes y diretes, falsas hipótesis de golpes de Estado, o desestabilizaciones del mismo Psuv; y al final el ciudadano seguirá igual: con el mismo hueco en el bolsillo y en esa cabeza que le da para muy poco.



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