lunes, 19 de agosto de 2013

Semana de emociones intensas (cual culebrón) protagonizadas por FAPUV y Primero Justicia



No existen dudas de la teleserie (o culebrón) que día a día vivimos, ni siquiera vemos por tv, los venezolanos. La FAPUV, una protagonista llorona que clamaba ser escuchada por el gran verdugo y villano del país: El Gobierno, experimentó -esta semana- anuncios positivos que suavizan su pequeña venganza contra el Estado (por tenerla maltratada y humillada durante tanto tiempo).

Como co-protagonista, a Primero Justicia, cual Cenicienta, lo vejaron y sometieron frente a los más de 28 millones de habitantes al acusarlos de ser patrocinados por redes de narcotráfico y prostitución, y someter al escarnio a uno de sus miembros y director de la Gobernación de Miranda: Oscar López, desnudando frente a miles de espectadores su atracción por los de su mismo género.


Pedro Carreño toma el micrófono al mejor estilo de un inquisidor del siglo XIX haciendo uso de su profana dialéctica, en vez de látigos, para acusar de “maricón” a Henrique Capriles, el príncipe ideal para algunas (os) fans de la oposición, y visto por otros como un terrible personero del pasado que arruinó a una gran empresa llamada Venezuela.

Un capítulo atractivo, propio de esas telenovelas mayameras, bien malasas y deficientemente producidas. ¿Imaginan ustedes que eso solo fuera un producto audiovisual y no nuestra realidad? Aspiro ocurra algún día.

Pues bien, dejando a un lado todo este horrible preámbulo podemos señalar que nadie puede decir que la FAPUV no ha estado jugando con el Estado. Profesores de distintas tendencias lo han reconocido, y su presidente Lourdes Ramírez sabe que ha actuado con múltiples intenciones. Ella está consciente de la no viabilidad de la aplicación de las normas de homologación porque no hay dinero para desembolsar 180% de aumento; sin embargo, no dudamos que puedan cumplirse algunas de esas reglas.

Es muy detestable que Ramírez se lave las manos diciendo que el regreso a clases en septiembre dependerá de las asociaciones profesorales, cuando estas últimas han indicado hasta el cansancio que una nueva asamblea dependerá de la FAPUV. Ciertamente, la federación definirá un cronograma para informar avances, pero debe haber una sinceración de la misma y establecer claramente si hace o no llamado a la normalización de las actividades. Pero bueno, ya nos acostumbramos a la escasez de transparencia no solo de los poderes públicos, (sus principales propulsores) sino de otras organizaciones.

FAPUV debe transformarse y ello exige renovar sus autoridades, al igual que las casas autónomas de estudios superiores del país. Cabe destacar, que el conflicto universitario propició la desobediencia al Poder Judicial y a los Consejos Universitarios. En UC, aún cuando su rectora hizo llamado a la normalización de las actividades, la APUC señaló que la RECTORA “no tenía autoridad para hacer llamado al reinicio”, lo mismo ocurrió con el presidente de APUZ recientemente, y cuando el TSJ quiso obligar a APUCV la continuación del semestre. La única conclusión de todos estos hechos, es que vivimos en un país donde nadie tiene 'autoridad', ni 'pantalones', para poner las cosas en su justo lugar.

Otra conclusión de la situación es el debilitamiento del gobierno del señor Nicolás Maduro. Ha cedido, poco a poco, a cada demanda, y reconoce a sus principales conductores como legítima dirigencia gremial, estudiantil, y universitaria.

Con todos los problemas en los cuales nos ahogamos a diario pareciera que Venezuela cabalga como un caballo desbocado, rebelde y por ende indómito. Una oposición cada día más vergonzosa. Y no lo digo por las fulanas pruebas contra PJ, sino por su escasa capacidad para defenderse de tales acusaciones. A simple vista se vislumbra que lo ocurrido en la AN fue un asqueroso, repugnante y despreciable show que busca desacreditar al primer partido de oposición, destruir la imagen de Henrique Capriles y debilitar a la MUD. Pero decepciona a cualquiera ese maltrecho e interrumpido discurso de Borges, su coordinador nacional vitalicio. En medio de tantos improperios, ese hombre no tuvo suficiente voluntad para plantarse y dar un discurso enfático, emotivo y radical, que nos dejara claro que los ideales están por encima y la oposición, como fuerza política, es sólida, distinta y ética en comparación con sus contrincantes.

Es una desgracia coexistir rodeado de tanta escasez moral. Debemos gritar y radicalizarnos para ser escuchados. Se olvidan las formalidades y se siembra el odio para seguir victorioso. Qué mal veo a mi país y a mis conciudadanos, somos un mal chiste que se le ocurrió a un borracho, los borregos guiados por militares de mala calaña, que reciben susurros de 'amor' por civiles funcionalmente analfabéticos.


Gabriel Rodriguez
@gabo_rodr

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