Foto cortesía de El Universal |
Cada campaña articuló una serie de elementos motivadores e impulsadores del voto popular. Aún cuando Capriles se tornó como un competidor seguidor, fue la estrategia más sabia que sus asesores pudieren haberle dado. ¿Por qué? Chávez había vencido a 3 determinantes políticos regionales (Salas Romer, Arias Cárdenas y Manuel Rosales), cada uno con un estilo y particularidad; sin embargo todos mantuvieron un verbo frontal contra el fallecido ex jefe del Estado, sin reconocer que contaba con el apoyo de las mayorías (clases D y E) y manejaba muy bien el arte de la manipulación para avivar los resentimientos y frustraciones de los mismos. ¿Qué hizo Capriles? Se identificaron algunas de las debilidades anteriores, promovió su imagen por más de dos años, mantuvo un lenguaje parsimonioso y universal, hablaba del progreso de cada uno de los venezolanos, era frontal contra la corrupción y se alejaba de quienes pudieren causarle daños.
Los ataques contra Chávez brillaron por su ausencia. Cómo irse sobre el hombre gozador de más del 60% de popularidad, un estratega prolífico, astuto, y que muy bien se supo manejar en el campo de la confrontación. Capriles desarrolló toda una campaña rica en valores cívicos para la edificación de sus seguidores, e ilustrando las carencias de su contendor sin necesidad de mencionarlas.
Por otra parte, Chávez mantenía a los pobres en su discurso. No obstante la juventud y clase media-baja eran los segmentos relevantes. ¿La justificación? El señor tenía 13 años en el poder, las condiciones socioeconómicas no son iguales, los que fuimos niños a su llegada hoy somos entre adolescentes y adultos, el nivel económico intermedio podría darle grandes batacazos a ambos candidatos. Sin duda alguna se utiliza esa tónica emocional propia, con los lemas “Chávez corazón de mi patria”, “corazón del pueblo”, entre otros; hubo enorme aprovechamiento del tema de su estado de salud, y como siempre algunos ilusos creyeron que dándole el apoyo se curaría ¡sí, cómo no! El jingle Chávez corazón del pueblo, dio un giro a los temas usados en sus campañas: fue muy comercial, jovial y contó con la participación de músicos locales importantes.
Las cifras: 8.136.637 millones de sufragios, el 55,26% del universo electoral a favor de Chávez. 6.499.575, un 44,14% para Henrique Capriles. Diferencia en valores absolutos de 1.637.062 y de 11,12%. Cifra histórica para la oposición, ilustradora de su avance y la degradación del oficialismo; señalo ello porque desde 1998 el gobierno ganó con más de 15% a favor.
Con participación del 80% de venezolanos; no fue la fiesta electoral con mayor concurrencia. Cuando Carlos Andrés Pérez ganó por primera vez, hubo asistencia a las urnas del 93% de electores; y si no lo creen consulten un texto básico de historia de Alberto Arias Amaro.
El contubernio: Las elecciones debieron hacerse en diciembre como ha sido convencionalizado; sólo que se tenía conocimiento de la situación de salud del ex mandatario, y la probable victoria de candidatos opositores a gobernadores, no sólo en estados clásicos (Zulia, Miranda, Nueva Esparta, Táchira, Amazonas); sino en Bolívar, Mérida, Anzoátegui y Lara.
Aquel 7 de octubre, posterior a los resultados, llenó de frustración y dolor a ese 44,14% de venezolanos que soñaron un cambio para la nación. Sin embargo, el evento se convirtió en una fotografía de las condiciones del vencedor (cansancio, deficiencias de salud) y era notable con ese discurso de casi 2 horas, y la emergencia de Capriles como el máximo dirigente de la oposición. Aquí la prueba de cómo se refirieron al país, ambos contendores:
Discurso de Chávez
Discurso de Capriles
Gabriel Rodríguez
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