lunes, 24 de marzo de 2014

Machado, Scarano y Ceballos: ¿Víctimas o victimarios?


Enzo Scarano burgomaestre del municipio San Diego en Carabobo, sentenciado a 10 meses y 10 días en prisión, por orden de la Sala Constitucional del TSJ. Encierran en la cárcel al jerarca de la capital tachirense y el segundo presidente del país Diosdado Cabello, entrega pruebas al Ministerio Público solicitando una investigación conductora de un antejuicio de mérito a María Corina Machado y esta sea despojada de su inmunidad. Los de un sector gritan “por fin se hizo justicia”, los del otro “criminalización de la protesta y descabezamiento de la oposición”. Pero realmente, ¿quién tiene la razón?, ¿merecen o no ser enjuiciados estos dirigentes?

Sin dudas no solo ellos merecen ser investigados, sino muchos otros tanto de la oposición como del gobierno, no obstante en las circunstancias actuales resulta inconveniente llevar adelante estos procesamientos judiciales, en virtud de las exacerbaciones en los ánimos de quienes manifiestan y se oponen al gobierno, por ser el detenimiento a la represión y los impedimentos al libre ejercicio de los derechos políticos en Venezuela, algunos de sus principales reclamos.


Más allá de querer o no imponer justicia, hacer pagar a los responsables materiales e intelectuales de muertes y anarquía desatada; el Estado venezolano solo quiere una sola cosa: confrontación entre dos sectores opuestos. Históricamente Chávez y Maduro, son los dos gobernantes venezolanos (durante la etapa democrática) interesados en un terrible choque de fuerzas. Y no hacerlo con otro país, sino dentro del mismo que gobiernan para poder legitimarse.


La historia no está de adorno. Revisando los antecedentes del 2002 me doy cuenta que el propio Poder Ejecutivo estimula y promueve actos vandálicos, de confrontación, de rompimiento del orden establecido. Lamentablemente sus seguidores no lo reconocen, intentan ignorar y a su vez justificar una actuación reprochable, carente de sentido, vacía, miserable y hasta apátrida al intentar recrear un escenario bélico entre civiles de un país con diferencias, pero a su vez sigue siendo uno solo.

No dudo que Scarano, Ceballos y Machado persigan la dimisión o derrocamiento de Maduro; sin embargo las condiciones no están dadas para aprehenderlos, destituirlos y descabezar a sus militantes. Maduro dilata la negociación política y resquebraja ese hipócrita invento de diálogo y pacificación nacional, inexistente en la acción.



A las pruebas hay que remitirnos: en sus más recientes declaraciones el presidente señala que la oposición no crea que él los esperará para siempre, apreciando la solicitud de Henry Falcón de llamar al diálogo; pero reiterando “que por las buenas los revolucionarios somos buenesitos”.


Desgraciadamente las protestas no cesarán, por el contrario, inevitablemente deberán radicalizarse porque el propio jefe de Estado induce a la agitación y violación de las normas. Para desgracia de todos, quienes nos dirigen no aman al país, porque si así fuera procuraran construir un sendero de concordia y concilio, haciendo de la negociación el mejor medio.


Gabriel Rodríguez
@gabo_rodr
 

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