lunes, 25 de agosto de 2014

Oficialmente la comida será racionada


Desde hace muchos años el gobierno venezolano y las cadenas expendedoras de alimentos racionan la venta de productos al consumidor, a través de la uniformidad en el otorgamiento del rubro por persona. A principios de la semana recién finalizada el Presidente de la República anunció que el sistema biométrico se utilizará en todo el país (y no solo en estados fronterizos como se indicó inicialmente). Por lo cual los casi 30 millones de venezolanos seremos sometidos a un minucioso registro virtual e “infalible” en aras de evitar el contrabando de los artículos de primera necesidad.

¿Cuál es la disyuntiva?, ¿aprobamos o no la nueva medida?, ¿tan siquiera resolverá el problema? El conflicto radica en ¡hasta cuándo menguarán nuestras libertades! A duras penas existe la posibilidad de comer o medio hacerlo. Se requiere un largo recorrido para encontrar la dieta, los productos de higiene y unos cuantos bienes más.


Si en el pasado las familias hacían sus compras una vez al mes o a la semana, ahora se apartan de las obligaciones cotidianas para adquirir lo necesario “cuando aparezca”. Ni siquiera puede haber fidelidad a una marca. La realidad conduce a la adquisición de “lo que hay”; y mientras tanto cuál es la brillante idea: intensificar las limitaciones. ¡Señores ya basta!  

Alguien con un mínimo de raciocinio está en obligación de rechazar la aplicación del sistema biométrico para el expendio de bienes al consumidor. Allí no va haber infalibilidad, ni mucho menos. Los gerentes, dueños de cadenas y demás se pasarán el sistema por donde les convenga, vendiendo la infinita cantidad de productos a quienes mejor los premien. Ah eso sin mencionar las personas bloqueadas sin razón ¿qué respuesta darán?

No poseo en mis manos la solución; pero si hay la intención de aminorar el tráfico y comercio informal de alimentos, medicinas, autopartes, repuestos, artículos de higiene, etc, etc, etc sería interesante comenzar una depuración del SADA, la GN, FAN, Ministerio de Alimentación, entre algunas instancias abyectas.

Cualquiera quiere hacerse millonario con la desgracia ajena. Un distribuidor cobra a un empresario una comisión para proveerle artículos negociados con antelación y de igual manera actúan el resto de agentes participantes en el arduo proceso de comercialización.

El gobierno no puede salir airoso con su malgastada tarea de destrozar la moralidad de sus conciudadanos. Si hacer chistecitos malos en las redes será la respuesta, pues definitivamente ya vuelta de página no habrá.


Gabriel Rodríguez


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