lunes, 22 de abril de 2013

Desde el 2000 hay violencia en la AN



Ante los resultados de la última elección Venezuela, una vez más, se encuentra ante una gran encrucijada. Sin duda alguna, y basados en el resultado oficial del CNE, existen dos enormes grupos políticos en nuestro país. La gran coincidencia: el lugar donde deben converger es la Asamblea Nacional.

El parlamento criollo es el espacio en el cual diversas personalidades escogidas por el pueblo debaten en cada sesión los hechos acontecidos en la nación, la composición de las leyes y la interpelación a funcionarios públicos con cargos de envergadura. Sin embargo, en medio de estas sofocantes e intensas discusiones las palabras son dejadas a un lado para enfrentarse físicamente con el disidente.


No puede ocultarse la fuerte polarización existente en Venezuela a partir de la llegada del extinto presidente al poder, quien prometió acabar con cada uno de los representantes de la mal llamada “4ta república” y de la clase social alta en Venezuela. Con este tipo de consideraciones, la radicalización de una nueva ideología se apoderó del raciocinio no solo de sus dirigentes sino también de sus simpatizantes.

Los miembros de la Asamblea Nacional que resultaron electos para el período 2000-2005, protagonizaron en diversas oportunidades hechos de violencia. El actual presidente fue uno de ellos, junto a uno de sus colegas del MAS; de igual forma, los arañazos recibidos por el copeyano y ex gobernador del Táchira César Pérez Vivas, por parte de Iris Varela quedó para la historia como uno de los enfrentamientos más recordados en la historia del nuevo Poder Legislativo. La prueba:

En 2010 se repiten, al regresar la oposición verdadera al gobierno y a partir de allí Alfonso Marquina, Julio Borges y más recientemente William Dávila han sido blanco de ataques físicos. Aunado a ello, el padre de la corrupción roja niega el legítimo derecho de palabra a los diputados adversarios.

¿cómo es que ocurre esto? ¿es mr. corrupción el dueño del micrófono?, por supuesto que no. La oposición debe buscar por todas las vías posibles se escuche su voz, haciendo valer a todos los ciudadanos que sufragaron por ellos, y combatiendo ideológicamente a sus contrincantes. Usen megáfonos, carteles, griten, invadan el presídium. Pero en este país no podemos seguir permitiendo el desconocimiento de un alto porcentaje de la población que desea escuchar y ver a la otra cara de la moneda. Por otra parte, resulta vital se dé una explicación de por qué, casi nunca están todos los curules de la oposición ocupados por sus respectivos diputados.

Es claro que si bien hay un enorme descontento, este país sabe castigar a sus dirigentes políticos y si se sienten defraudados aún mayor será la venganza. Lamentamos profundamente estos hechos de violencia pero los mismos son parte del acontecer político y un reflejo de lo ocurrido en Venezuela.


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