jueves, 25 de abril de 2013

Querida Raquel


Querida Raquel: 

Todavía no he decidido cómo empezar a escribir estas líneas, no porque no sepa qué decirte, sino porque ignoro cómo hacerlo. Me resulta demasiado complicado expresar todo lo que me gustaría, cada una de las cosas que llevo dentro y quisiera que comprendieses; todo lo que siento, todo el bien que me has hecho y me sigues haciendo. A pesar de que no estés aquí ahora, porque me basta tan solo con pensar en ti como para que las buenas vibraciones me invadan, aunque el alma se me empañe de nostalgia.

Resulta fácil decirte que te echo de menos, lo complicado sería que esas cuatro palabras te hiciesen entender todo lo que yo pretendo. Es una mezcla de varias sensaciones sentirte de algún modo, a la vez que noto tu ausencia de muchas otras formas. Estás conmigo desde la mañana cuando me despierto hasta la hora en la que se posa en mí el sueño. Me acompañas en el tiempo, y estás conmigo en las cosas que hago durante el día. Si alguien me preguntase dónde puede encontrarte, le diría que mire en mi pensamiento y allí te hallará. Pero la coma nota tu ausencia y mi cuerpo añora el contacto con tu piel. Mis labios dicen que les falta tu boca y mis manos se sienten perdidas al no poder posarse sobre ti.

El tiempo va a otro ritmo cuando no estás conmigo, y para hacerlo más llevadero recreo muchos de los momentos compartidos juntos. Pienso por ejemplo, en los paseos a tu lado o en el momento en el que vuelvo del trabajo a casa y tú me esperas. Pienso en tu beso juntándose con mi beso, en mis manos que van a tu cintura y las tuyas que se acercan a mi pecho. Pienso en tu espalda que pide mis caricias y mi boca que ansía llegar a tus nalgas. Y pienso en todo ello como si fuera presente, porque al pensarlo revivo cada momento como si estuviese sucediendo, causan en mí similares efectos. Sigo entregado a esta labor de recordarte, me parece que con el pensamiento soy capaz de aproximarme más a ti. Entonces me pregunto si tú estarás pensando en mí, y de qué manera lo harás. Si yo seré para ti lo mismo que tú significas para mí.

Hay todavía muchas otras cosas que me gustaría escribirte, y más que plasmarlas en un papel, quisiera grabarlas en ti: recordarte que me gustas, que te necesito. Quizás nadie vaya a morirse porque otra persona ya no esté, pero si me dan a elegir no quisiera ni pensar lo que sería vivir sintiendo tu ausencia. Has hecho que sonría más a menudo, incluso me veo más guapo cuando me veo reflejado en tus ojos. Y la vida es mucho mejor tras compartirla contigo.

Ahora espero volver a encontrarme pronto a tu lado para poder sentirte sin necesidad de pensarte. Quiero repetir lo que solíamos hacer cada noche cuando tú buscabas el descanso acomodándote en mi pecho, para poder seguir soñando a tu lado y haciendo realidad lo que algún día imaginé. Así cuando nos despertemos a la mañana siguiente parecerá que te he atrapado entre mis brazos en uno de mis sueños.

¿Sabes que pienso? En lugar de intentar decirte lo que siento, sería mucho mejor hacértelo. Porque lo que he intentado decirte es que te quiero y me muero por hacerte el amor.

Me Gustas Mucho.

(Carta a Raquel. Inicio del libro "La eternidad en 231 días" de Fran J. Lestón)

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