El
día de ayer todos vimos como fue proclamado, quien a partir del 14A se
convirtió en el presidente de la república y comandante en jefe de la FANB.
Llamó mucho la atención la premura de tal acto por parte del CNE. Notando la sugerencia
de auditar el 100% de las cajas con la finalidad de aminorar suspicacias sobre
los resultados y la transparencia de los comicios.
La
única justificación que tendría el hecho es que después de la muerte del ex
presidente Chávez, el Estado quedó acéfalo, su administración reposaba en manos
del vicepresidente y entonces debía proclamarse en menor tiempo el ganador y
también juramentarse. Este último acto sin
duda alguna es determinante y el viernes 19 se realizará. ¿Por qué así
como se apuraron para proclamarse, no lo hacen para juramentarlo?
Lastimosamente
vemos con mucho desparpajo como la muy cínica presidenta del Poder Electoral
venezolano, emite un discurso con un supuesto tono de molestia donde compara las
elecciones nacionales con la de países como EEUU, se ofende ante las
declaraciones del secretario general de la OEA y critica la inherencia de otras
naciones en asuntos internos del país; claro, eso sí, nuevamente aludió a
hechos pasados electorales y dice “que en Venezuela siempre ha habido
polarización”. Muy bien que lo reconozca, pero y entonces si sabe tanto porque
no hace algo para prevenir posibles actos de violencia.
Lamentablemente
el ciudadano venezolano nuevamente deberá salir a la calle, trancar avenidas,
manifestarse y alzar su voz de protesta. Ya basta de tanto irrespeto. Esta
nación no es solo de una parcialidad. Perfecto, si la oposición demuestra su
victoria debe seguirse el procedimiento para corregir el error cometido, si por
el contrario salió vencida, tal cual se ha dicho y asegurado, pues resulta
vital llamar a la consciencia y la calma de los seguidores. El país no puede
continuar minado de problemas y oscuridad.
Deploro
profundamente esa concepción de que en la democracia mandan las mayorías, ajá
¿y las minorías?, ¿acaso no se respetan? Los psuvistas disfrazados de
izquierdistas siempre se han olvidado de la disidencia nacional, y ellos, así
no respeten su existencia, merecen el respeto y la inclusión en las políticas
públicas por parte de los ostentadores del poder.
Mucha
fuerza amigos, que de las situaciones más conflictivas se generan apremiantes
oportunidades.
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