Mi vida la cuento tal y como recuerdo que la he vivido. Cada cicatriz que me han dejado es una lección que he aprendido. Si cometí errores, aprendí de ellos. Yo he decidido ser el protagonista de mi historia y no ser la marioneta en las historias de los demás. Y desde luego no abandono un sueño sin darme la oportunidad de convertirlo en realidad.
Los recuerdos no se olvidan. Solo dejan de doler. Nunca me he arrepentido de las cosas que he hecho, pero sí de las cosas que no hice cuando tuve la oportunidad. Creo que dejando atrás todo aquello que nos estorba, es la única manera de conseguir lo que queremos.
Muchas veces me alegro de las personas que están en mi vida. Y otras muchas, me alegro de las que ya no están en ella. Siempre hay que darle oportunidad a los nuevos inicios. Reconocer los errores y cerrar capítulos. A veces, lo que creemos que es un final, es una nueva oportunidad de comenzar. He aprendido a quitar de mi vida lo que me hace daño. Me dolerá una temporada, pero no eternamente.
Creo que siempre que dices las cosas a la cara y eres sincero, notas como cada vez los saludos son menos falsos y la gente es menos hipócrita. Lo que hoy veo como un problema, con el tiempo lo veré desde otro punto de vista. Y me reiré. Nunca sabemos lo fuertes que somos hasta que nos obligan a serlo.
Estoy en paz conmigo mismo y así es como consigo mi libertad. Pero no me engaño. La gente no cambia. Solo que no son como yo pensaba. Por eso no permito que mi felicidad dependa de alguien o de algo que pueda perder. Nadie me daña a menos que yo se lo permita.
Autor: EALDE.
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