lunes, 6 de mayo de 2013

La discriminación social en Philadelphia


Clásicos en el mundo del séptimo arte hay muchos y hace un año me topé con una película que me marcó por lo profundidad de su guión, su ritmo lento y por un principal y secundario que lo hicieron perfectamente bien.

‘Philadelphia’ (1993) es una cinta que relata la vida de Andrew Beckett (Tom Hanks), un joven y prometedor abogado de Philadelphia, el cual es despedido del prestigioso bufete en el que trabaja cuando sus jefes se enteran que es portador del sida. Decide entonces demandar a la empresa por despido improcedente, pero en un principio ningún abogado acepta defender su caso hasta que contrata a Joseph Miller (Denzel Washington) para que le defienda y ambos lucharán contra la opinión que tiene la sociedad sobre dicha enfermedad.


La discriminación por orientación sexual ha sido un problema global durante años. Hoy en día, pese a los cambios que se han dado en términos de respeto y aceptación social, todavía está subyacente la segregación contra los homosexuales a nivel mundial. A esta problemática se le suma la distinción por estar contagiado con el virus del sida, de la cual se ha querido responsabilizar únicamente a la comunidad homosexual como los únicos y principales portadores de este padecimiento.

Jonathan Demme (famoso por dirigir ‘El silencio de los corderos’) fue el responsable de plasmar, durante 119 minutos de duración, la premisa de crear una película que transmitiera sentimientos tan fuertes como el menosprecio y la frialdad o sensaciones tan profundas como la presentación.

El peso de la película lo lleva Tom Hanks acompañado de Denzel Washington. Estos dos grandísimos actores interpretan a unos personajes que dejaran impresionados a más de uno, pues la forma en la que se ‘meten’ en el papel solo pueden hacerlo ellos. Hanks da vida a un abogado que no descansará hasta que la justicia esté de su lado y Washington -a pesar de su rechazo de primera mano- entenderá que más allá de la enfermedad, un colega necesita ayuda para dar al Estado de Philadelphia y la sociedad en general una lección de vida.

La compenetración de esta grandiosa pareja no se ve tan clara desde el inicio. No obstante, en el último tercio de la cinta se produce lo más parecido a una fusión de espíritu de lucha gracias al asentimiento y amparo que ofrece Miller (Denzel Washington) a la causa homosexual y con ello a Andrew (Tom Hanks).

El soundtrack, la puesta en escena y la ambientación de la época fueron muy acertadas; en cada plano se vislumbró el enorme trabajo de los responsables de estas tareas. Vale decir que no son nada del otro mundo, pues la película no lo necesitaba. Sin embargo, gracias a grandes temas musicales, todo el sentimiento puro se aprecia en las diferentes escenas con el fin de tocar la fibra sensible del espectador; haciéndolo reflexionar llegado los minutos cumbres y finales del filme.

Esta historia muestra muchas realidades que son polémicas, abogando no solo por los derechos laborales de un trabajador sino también por su aceptación social. En este juicio se demostró que más allá de la enfermedad y la orientación sexual está un ser humano que desafortunadamente padece una condición de salud, pero que el hecho de que la padezca, no lo hace menos humano que aquel que no la padece.

‘Philadelphia’ es una esplendida película en la que Tom Hanks se llevó el Oscar (el primero) por explicar ópera a los que no vamos a la ópera y dejar un mensaje a la sociedad en el sentido más amplio de la discriminación.


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