lunes, 20 de mayo de 2013

Lorenzo Mendoza y su lección de mercadeo



La semana pasada tuvimos la oportunidad de ver una rueda de prensa en la cual el presidente de la Corporación Empresas Polar, indicaba que la responsabilidad del desabastecimiento en algunos rubros como la harina de maíz precocida, no era de su organización porque ellos están produciendo a su máxima capacidad y que sería bien interesante saber qué ocurrió con las otras marcas que hoy no se hallan en los anaqueles de los supermercados venezolanos.

Desde el inicio de toda esta parafernalea contra los Mendoza yo siempre hice la  pregunta: ¿creen ustedes que una corporación puede abastecer a un mercado de casi 30 millones de personas?, muchos ignorantes afirmaban positivamente. Por otra parte tenía la inquietud de qué había pasado con Harina Juana, Demasa y Ricamasa que ni rezándole a Chávez uno las encuentra, hasta que me enteré que una de esas empresas fue expropiada por el Estado venezolano y hoy, como a todo lo que le ponen la mano, no produce nada.


Es interesante ese argumento del presidente de Polar, “Harina Pan sigue dirigiendo sus esfuerzos a su 48% de participación de mercado, ¿dónde están las marcas que abastecían al restante 52%?”, ni siquiera las producidas por el gobierno se encuentran. Me da tanta risa cuando alguien piensa que lo que ocurre en Venezuela con los productos de primera necesidad es un saboteo. ¡Por Dios! Debemos reconocer que aquí hay serios problemas con la producción de varios artículos, así como también una fuerte incertidumbre al invertir dinero debido a la poca seriedad de nuestro gobierno que siempre le da por expropiar sin tener necesidades claras para ello.

En este país tienen que darse explicaciones claras a cada uno de los problemas que vivimos a diario, el Estado tiene una capacidad enorme de producción para muchos sectores económicos y sin embargo los mayores problemas ocurren en sus organizaciones. Basta con saber que Lácteos Los Andes está en la quiebra, aún cuando su participación de mercado y calidad no han disminuido.

Venezuela requiere de unos ciudadanos serios, analíticos y conscientes; así como de un gobierno transparente y responsable. No puedo decir que en algún momento los empresarios no han saboteado al gobierno, por supuesto que sí. Pero hoy, nuestras debilidades en materia de alimentos y productos de tocador, principalmente, se deben a la casi nula producción, la falta de inversión por temor a perder su capital y la carencia de dólares para importar.

Los elementos mencionados anteriormente son causados por variables externas, promovidos por el Estado venezolano, que aún no sabe cómo carambas explicarle a los ciudadanos el daño que sus deficientes políticas económicas causan en su bolsillo.  


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