sábado, 11 de mayo de 2013

Machine Gun Preacher: la historia de Sam Childers


‘Machine Gun Preacher’ (2011) es una película estadounidense que está basada en la historia real de Sam Childers, un delincuente que creció con un padre violento y una madre muy devota; adicto a las drogas, a las mujeres y convertido, posteriormente, en un narcotraficante. Sin embargo, unos años después, forma parte de un equipo cuya misión consiste en recorrer las zonas más peligrosas de Sudán y de Uganda para rescatar a los niños huérfanos y a niños-soldados.

La película es muy cruda. En reiteradas oportunidades, muestran a mujeres y niños mutilados, heridos de bala y hasta carbonizados. Esto ha sido cuestionado, pero la intención del director, Marc Forster, fue reflejar la veracidad de los acontecimientos y que el espectador experimentara el mismo horror que el personaje principal



La estructura del guión se hace un tanto repetitiva. Aunque la premisa es interesante, los agujeros en la trama, twists innecesarios, cambios de escenario y falta de resolución hacen que se desvíe la historia de lo que pudo ser una excelente producción cinematográfica.

Lo mejor es sin dudas Gerard Butler (Sam Childers), muy acertado en su interpretación y que con fuerza y gallardía da vida a un personaje que luchó, atravesando momentos difíciles, por la justicia y el respeto a la comunidad de miles de niños al noreste de África.

Muchos cineastas han argumentado que el horror que vive el personaje no es mostrado en su totalidad, no obstante, sí muestran la oscuridad del mismo cuando, en medio de su frustración, revive demonios internos del pasado y sus acciones van en dirección al alcance de un objetivo, aunque para ello afecté a sus familiares más cercanos.

Ver las consecuencias devastadoras de la obsesión de Childers (Butler), tanto en el plano familiar como el económico, en vez de la tradicional linealidad en la transformación de un héroe, fue un tremendo plus que muchos aplaudirán. Es una cinta destacable en interpretaciones y de visionado interesante, sin llegar a brillar en ningún momento, pues tampoco se pretende.

En conclusión: es un relato devastador, triste, cargado de esperanza y hasta cierto punto bonito y educativo. La interpretación de Gerard Butler es bastante buena, solida, se le ve entregado al papel y a la historia de este personaje real. Quizá sobra algo de metraje, sin embargo para contar la historia de Childers hacía falta tomarse ese tiempo (127 min.). Cuenta con unas locaciones que permiten un excelente desarrollo y lo mejor de todo es el mensaje que deja, que entre otras cosas es que los seres humanos son imperfectos, pero algunos se reponen y sacan lo mejor de ellos mismos para hacer lo posible por aquellos que sufren y mueren sin sentido. Todos tenemos la oportunidad de cambiar. Sam Childers lo hizo y se convirtió en un verdadero héroe desconocido.



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