La
semana pasada el actual jefe del Estado emprendió una gira por diversos países
del sur de América. Iniciando en Uruguay para luego seguir con Argentina y
finalizando en Brasil. La excusa fue “fortalecer relaciones”; sin embargo todos
sabemos que la real causa es el reconocimiento de los países de América hacia
su gobierno, apaciguar las tensiones por el conflicto acarreado cuando acusó al
ex presidente Uribe y profiriera fuertes palabras contra el canciller de Perú.
Si
bien en días anteriores se había llevado a cabo en Venezuela la reunión de los
países de Petrocaribe, ello no significa gran cosa en vista de su escaso poder.
Además al gobierno le conviene el reconocimiento de los países del MERCOSUR
debido a la enorme relevancia que tiene este acuerdo para nosotros. Dicho esto
podríamos señalar que el “presidente” visitó algunos países con el fin de lograr
el respeto de gobiernos importantes como el de Brasil.
Varios
son los puntos de interés con sus recorridos, en los cuales mantuvo encuentros
con la prensa y lo recibieron con protestas en algunos lugares, se dedicó a
desprestigiar a la oposición y a dejarle claro a los medios internacionales “la
inexistencia de una crisis en Venezuela pero que planifican un plan conspirador
por parte de una derecha fascistoide para ocasionarle un golpe de Estado”. Una
vez más notamos una gran contradicción del gobierno, quienes categóricamente
niegan crisis en el país, pero con vehemencia atacan al contrincante político.
En
días pasados el presidente Correa señalaba en entrevista con CNN, que Capriles
y la oposición son unos golpistas y fascistas; esto definitivamente parece un
guion en el cual hay un grupo importante de jefes de Estado que se proponen
defenderse a capa y espada si alguno tiene problemas políticos en su país y sus
adversarios le pueden hacer perder terreno.
Hay
algo sumamente criticable en toda esta política de insultos, amenazas y
desprestigio entre ambos bandos políticos y es que los problemas, ahora y desde
hace cierto tiempo, son del conocimiento público e injerencia de cuanto país se
atraviese; sin duda ello se debe a las grandes debilidades de nuestras
instituciones, siendo la imparcialidad una de ellas, imposibilitando se confíe
en las mismas.
En
cuanto al itinerario de Maduro, este recibió las llaves de la ciudad de
Montevideo, la réplica de la patrona de Buenos Aires y una visita a la
Universidad de Brasilia. Desde esta ciudad indicó que negociaría con
productores brasileños para que inviertan en Venezuela en vista de “la
amputación a la producción agrícola en nuestro país”. Aquí notamos el segundo
aspecto de interés, también criticable, porque resulta estúpido buscar mano de
obra extranjera cuando la solución la podríamos encontrar aquí. Además pone en
tela de juicio algunas acciones del gobierno en la materia como las
expropiaciones, intervenciones a empresas privadas y los créditos otorgados a
pequeños productores haciéndonos preguntar ¿será que el gobierno ha perdido
tiempo y dinero, y ahora sabe que la inversión extranjera resulta imprescindible?
No hay comentarios :
Publicar un comentario
¡Vamos! Dinos qué tal lo hacemos ;)