lunes, 10 de junio de 2013

'American Beauty': la realidad del sueño americano


Aunque parezca incierto, no había visto ‘American Beauty’, y hace diez (10) meses me di la oportunidad de ver una de las películas más brillantes, complejas y de mejor valoración en los últimos años. Ganó 5 Premios Oscar por allá en el año 2000 e impulsó al director Sam Mendes y a Kevin Spacey como dos enormes del cine.

‘American Beauty’ comienza con un plano aéreo y una voz en off del narrador y protagonista de esta historia. Su existencia es una versión frustrada del aclamado sueño americano, pero un acontecimiento en particular lo cambiará todo…



La cinta cuenta la vida de Lester Burnham (Kevin Spacey), un hombre de cuarenta años con diversos problemas emocionales que está cansado de su trabajo y de su mujer Carolyn (Annette Bening). A ojos de los demás, todo parece perfecto para la familia Burnham, pero Lester se encuentra en un montón de circunstancias que le tienen a punto de explotar. Un día, despierta de su aturdimiento cuando conoce a la guapa amiga Angela (Mena Suvari) de su hija (Thora Birch), a la que intentará impresionar cueste lo que cueste.

Lester piensa que su felicidad pasa por estar con Angela, a la vez que comienza a pensar en sí mismo y a luchar por su propia superación: chantajea a la empresa que le despide, hace ejercicio y se libera de una serie de estándares sociales que le estaban esclavizando. ‘American Beauty’ propone una combinación entre el realismo más honesto y la prosopopeya.

Hay dos aspectos fundamentales de ‘American Beauty’: uno son las frustraciones y el otro las apariencias. Ambos fungen como elementos clave para mover el comportamiento de los personajes y despojarle de su importancia para sobrevivir en un mundo que continuamente juzga, califica y desvalora.

Hablar del guión de Alan Ball es elogiarlo, pues toma las facetas de una sociedad difícil y con falta de todo tipo de valores, y los amolda a un sentido más relevante y profundo de la historia.

La dirección del gran Sam Mendes es perfecta, así como la fotografía de Conrad Hall. Ambos hacen brillar cualquier escena, mezclando realidad y utopía a base de movimientos de cámara únicos, planos reformados y objetos que marcaran la vida de más de uno.

Kevin Spacey es el actor idoneo para el papel protagonista. Spacey realiza la mejor interpretación de toda su carrera, logrando que el espectador logre empatizar con él de inicio a fin. Sus compañeros: Annette Bening, Chris Cooper, Wes Bentley hacen lo suyo; cada uno contó con minutos suficientes para sacar a relucir su talento y servir de inspiración a otros.

En fin, es una magistral y preciosa historia. El desarrollo de los personajes es único, pues todos importan; Kevin Spacey hace una actuación sobrenatural, perfectísima; la fotografía es hermosa, la banda sonora es acertada y correcta, y el mensaje deja huella y muestra que ‘American Beauty’ es más que una película, es un manifiesto de cómo ver la vida y cómo vivirla. Va demoliendo todo aquello que conocemos como el sueño americano y, al mismo tiempo arma, poco a poco, que la vida es lo único que tenemos, que hay que saber aprovecharla, dejar de fingir, dejar ser alguien que no queremos ser, dejar de fijarnos en las apariencias, y simplemente dedicarse a amar, a vivir, a saber valorar la belleza que nos rodea. El final de esta valiosa joya es para enmarcar, para recordar y para tenerlo siempre presente como referencia a que toda tu vida pasa ante tus ojos el segundo antes de morir. Merecedora de sus cinco (05) Oscar.


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