sábado, 7 de diciembre de 2013

A un año del día en el cual se emitió una opinión “firme, plena como la luna llena, irrevocable, total” y algo más


Un sábado 8 de diciembre de 2012 a eso de las 9:00 pm y durante casi 40 minutos, el para aquel entonces Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, apodado hoy ‘el gigante de América’, ‘comandante infinito’ entre otras consideraciones, se dirigió por última vez a la nación. Unos lo consideraron el hasta luego, para otros fue el por siempre o hasta nunca. Hugo Chávez posterior a esa cadena no pudo comunicarse nunca más con el pueblo venezolano.

Sin duda alguna uno de los líderes más importantes de nuestra historia republicana se fue, tal vez, como lo quiso: elogiado entre multitudes y recibiendo honores de Jefe de Estado.

En cuanto a los primeros minutos de su alocución el ex mandatario de forma elucubrada describió algunos acontecimientos por los que atravesó su proyecto político a lo largo de los años; sin embargo, su nuevo sometimiento a un tratamiento contra el cáncer despertó la curiosidad del país y se rumoraba que pronto el teniente barinés daría a conocer su propuesta a competir por la silla de Miraflores, si su salud le impidiese continuar al frente.

Transcurridos veinte minutos y antecedido por las palabras entrecomillas con las que titulé la publicación de hoy, se mencionó al delfín de Hugo Chávez para que optara por la presidencia de la república “si una situación sobrevenida lo inhabilitara” para continuar ejerciendo el poder. Sobre el canciller y vicepresidente, para ese tiempo, Nicolás Maduro giraron todas las miradas y no faltaron análisis de la prensa nacional e internacional para justificar y dar coloratura a la decisión que había tomado el presidente del PSUV.

¿Opinión planificada o improvisada? El nombramiento fue sorpresivo para todos. Diosdado Cabello, Elias Jaua y hasta su hermano Adan Chávez sonaban como sucesores. De Nicolás Maduro unos que otros lo consideraban, pero no la mayoría, aún cuando dentro del PSUV él y su esposa contaban con un grupo importante de seguidores.

Hugo Chávez sin duda fue estratégico hasta el fin de sus días. No solo porque su ambición de poder lo convirtió en ganador para un tercer período conociendo su estado de salud, sino que por 6 años y medio Nicolás Maduro (sin carrera diplomática, profesión y formación, tan solo la política-ideológica) le dio reconocimiento internacional al ser el representante de los asuntos exteriores del país. Muy sigiloso el apodado 'toripollo' por su contendor, Capriles, ganó terreno entre diversas personalidades y tal hecho escapó de la mirada de expertos y el resto de los ciudadanos.

Muchas son las conclusiones y estudios que pudiéramos hacer, con ayuda de neurolinguistas, de las miradas de quienes se encontraban en el despacho 1 del palacio de gobierno. No obstante, Maduro estaba lleno de temor, tal vez, porque realmente no esperó ser considerado por Chávez como la próxima opción 'socialista' aspirante al gobierno de Venezuela. La razón principal es la ardua competencia existente en todo el equipo político y de jefatura del ex mandatario nacional.

Una precipitación lógica y acertada: El propio Chávez señala que su decisión preocuparía a la nación, como ocurrió realmente a lo largo de tres meses, y que desde Cuba él pudo haber dado las mismas instrucciones posteriormente. Pues no nos hizo un favor, su deber como dirigente principal del país fue emitir esas declaraciones y esclarecer el norte a seguir si empeoraba su condición. Actuó correctamente y no me resultaría extraño que haya aconsejado a su séquito mantener a Maduro como presidente encargado por más tiempo del legal, contradiciendo la constitución. A fin de cuentas el propio ex presidente fue su principal violador.

Para quienes tuvimos la oportunidad de escuchar y ver a un hombre que desde 1992 robó la atención de todo un país, que tuvo cuanto poder quiso por tantos años y el cual se enfrentó con un particular estilo a tantas vicisitudes por 14 años, esa imagen del Chávez que sugería una opción entre el pueblo, que se esforzó por hacerse ver el fiel seguidor de Bolívar hasta el final de sus días y por clamar cordura entre los ciudadanos al momento de votar si así se hubiere a realizar, no podrá olvidársenos jamás, puesto que forma parte de la historia y algún día a nuevas generaciones tendremos la enorme responsabilidad de comentarles lo ocurrido aquella primera semana de diciembre cuando un fuerte y luego abatido hombre se despedía de los principales protagonistas de las transformaciones ocurridas en Venezuela en la década y media del siglo XXI.

Hugo Rafael Chávez Frías, el barinés, hijo de dos maestros y detractor de la democracia representativa un 8 de diciembre de 2012 emitió sus últimas palabras que hoy quieren ser consagradas a la par de los discursos emitidos por los héroes patrios. Que descanse en paz por siempre y que en el futuro mejores mentes logren ilustrarnos si su accionar fue acertado o no. Que se le reconozca lo bueno y lo malo. Porque para mantenerse por tanto tiempo, no todo pudo haber sido negativo; pero para enfrentar tantas revueltas y protestas color rosa no se consideraría a su gobierno.

Gabriel Rodríguez

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