La
organización congregadora de los partidos opositores y dirigentes
independientes, de todas las tendencias políticas, del centro (AD, ABP, UNT), la izquierda (CAUSA R, Avanzada Progresista,
Bandera Roja) y la derecha (COPEI, PJ, VP), denominada Mesa de la Unidad Democrática fundada en 2010 y dirigida por el
socialcristiano Ramón Guillermo Aveledo,
parece haberle caído una maldición no sólo por los adversarios, sino por parte
de quienes la integran.
Luego
de la derrota opositora en diciembre del año recién culminado, se clamaba por
las posiciones de Roberto Enríquez
(COPEI) y Henry Ramos Allup (AD) para referirse a causas y correctivos; por
otra parte María Corina Machado
(independiente) y Leopoldo López (VP) dirigieron sus índices hacia Capriles y la MUD. Sus razones sencillas: pura ambición de poder, pero ese será el tema de una próxima
publicación.
Pues
bien ante el panorama y el ojo acusador de periodistas y militantes, al doctor Aveledo no le quedó otra que
ofrecer su cabeza para facilitar las transformaciones que deban hacerse. Tal
acción, hasta el momento, no se concreta porque la mayoría de los partidos lo
ratificaron en el cargo.
Con
toda esta situación debe sostenerse que la MUD no tiene porque disolverse por errores
de terceros, que escapan de las manos de su directiva nacional, impidiéndoles
lograr cabalmente sus objetivos y metas. Aveledo
ha llevado a cabo una acción titánica controlando egos y radicalismos,
siendo comedido en sus sugerencias e intentando consolidar la unidad, que hasta
el momento se ha quedado en el apoyo de organizaciones y no desde la ideología
y los propósitos fundamentales.
Realmente
en tal plano radica la disyuntiva que impide ‘arrasar’ como se espera:
ideología y propósito. Si los
convergentes de Yaracuy, los de UNT en el Zulia, Leopoldo López, María Corina
Machado y los justicieros entendieran, que es válido tener ambiciones
aspiracionales y ante esta cruzada la competencia política continúa, es más que
relevante luchar contra su objetivo principal: un Estado corrupto y arrodillado
a las fuerzas del PSUV y sus aliados. La actitud de los anteriormente
mencionados ilustra que lo menos importante es ello, y cuando van a unas
locales se dedican a sabotearse aislándose de los deseos de sus seguidores y
militantes.
Quienes
deseen acabar con la MUD es porque
sencillamente desean protagonizar este acontecimiento histórico, implicándoles
una lucha con características distantes a las que promueve su congregadora. Sí
se han cometido errores, pero han sido menos comparados con aquellas
atrocidades del 2002, 2003, 2004, 2005, 2007 y 2009.
Por
la MUD se ha logrado un consenso,
superficial eso sí, que necesita profundizarse. Demostrar que la unidad trasciende
el personalismo porque el ciudadano merece un mejor país donde sus políticos
velan por ello, o al menos luchan junto al individuo.
Otro
error de la MUD es no rebelarse
cuando ha podido (resultados de abril
2013) e incluir a la iglesia (católica y protestante), los empresarios,
ONG´s, universidades, etc.
¿Cómo
caer en el radicalismo de acabar con una entidad relevante, solo porque yo no
le he cumplido? La MUD no tiene que morir, por el contrario debe continuar en
la lucha y a los dirigentes no les queda más que llegar al encuentro y la sinceridad.
De una manera contraria, el gobierno se legitimaría con mayor fuerza y los
adeptos de la disidencia tendrían solo el camino de la desdicha y desgracia.
Gabriel Rodríguez
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