miércoles, 5 de febrero de 2014

¿Por qué TVES no puede ser competitivo?


Hace un par de semanas inició todo un revuelo entre oficialistas y opositores a causa de los nombramientos de Winston Vallenilla y Roberto Mesutti como presidente y vicepresidente, respectivamente, del canal 2 de Venezuela: TVES. Entre los disidentes la razón a su malestar se debe a que aún no se le perdona a estos, haber trabajado en RCTV y que ahora pretendan enderezarle el camino a la empresa que causó básicamente la destrucción de la industria televisiva nacional y el incremento del desempleo entre artistas, técnicos y productores.
                                                            
Muy extrañamente los seguidores del gobierno apoyaron en un primer momento la designación; pero al anunciar Vallenilla su intención de convertir TVES en una empresa competitiva y del mismo nivel de la tv comercial, pues una serie de reacciones críticas empezaron a generarse a través de las redes sociales, alegando que de ser así TVES “sería más de lo mismo; y que no fue fundada para ello”.


Mi pregunta es ¿para qué se fundó TVES?, ¿para generarle gastos al Estado?, ¿o sencillamente se espera que algún día pueda retornar la inversión  hecha? No podemos cegarnos, el nombramiento de estas figuras públicas podría hacer de la empresa algo más que esa bazofia pobre que actualmente transmite. TVES y sus contenidos son poco estéticos y lo peor es la falta de dinamismo en los mismos, que la hacen aburrida.

El único umbral que debería separar a la tv pública y a la privada es su capital, el origen de sus fondos; sin embargo, al final ambas tienen que cumplir con los preceptos básicos y comunes de informar, entretener y educar sin ningún tipo de distingo. Ahora, en Venezuela estamos muy lejos de hacer de las televisoras estatales algo más que instrumentos de propaganda pro-gobierno. Si revisamos lo que se produce en Europa con la BBC o TVE, tendríamos que entender que  por el simple hecho de ser empresas públicas no dedican más de una docena de horas a rendirle culto a los reyes y los jefes de gobierno, ni mucho menos tienen deficiencias tecnológicas o las privan de recibir anunciantes privados.

No son solo casos europeos con los que podríamos ejemplificar, también en Chile con la TVN o la Televisión Nacional de Panamá (TNP) son las excepciones más interesantes de cómo la tv estatal de América Latina funciona acertadamente en algunos lugares.

Me siento incapacitado para entender qué realmente quieren algunos seguidores del gobierno, quienes pretenden hacerse ver como un clan superior intelectualmente, y terminan siendo nada; porque dudo sean parte de la minúscula porción de rating que sigue la programación de TVES.

Espero puedan verse cambios prontamente y se empleen a tantas figuras que hoy literalmente andan comiéndose un cable o tocando puertas tratando de hallar oportunidades en el extranjero, a sabiendas que en su país es donde tendrían que encontrarse laborando. Confío en que hayan resultados positivos y que quienes intentan hacerse de filósofos de la sociedad del consumo, terminen silenciándose por los hechos.
Gabriel Rodríguez




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