Hace
tiempo decidí no escribir sobre asuntos universitarios, pero ante la sarta de
tonterías y mediocridades escuchadas, leídas, vistas y padecidas en una de las
casas universitarias más importantes del país, resulta imposible no fustigarlo en esta tribuna.
¿Quiénes son las autoridades
de LUZ? Yo la verdad no sé. Supuestamente hay decanos, rectores,
consejeros, dirigentes estudiantiles y sindicales; hacedores de carantoñas a
políticos, oficinas gubernamentales, la prensa y demás. Sentencian, juzgan, sugieren, omiten, sí, sobre todo omiten, en fin una
actuación reducida al decir y no al ejecutar, planear y desarrollar.
No
tiene justificación que en pleno siglo XXI el 70% de los empleados
universitarios (obreros, docentes y personal administrativo) haga lo que
literalmente ‘le da la gana’. Impuntuales, irresponsables y hasta irrespetuosos
no solo con las personas a las que se dirigen, sino con su función, su
investidura, su espacio dentro de un ambiente que debería ser sagrado.
Durante
4 años cursando estudios en LUZ, me
asombra notar la desfachatez de los obreros al cerrar accesos, solicitar
incrementos, reclamar cancelación de pasivos, entre otras cosas y cuando entras
a un salón hay metros y metros de telarañas en las paredes y el techo. Si
llevas a cabo un proyecto de seguridad y quieres donar los pasadores de las
puertas, el personal de mantenimiento arguye toda una cantidad de barbaridades
para no colocarlos que van desde la falta de personal a la ausencia de tiempo
‘para esos menesteres’, y si por casualidad de la vida no pudiste contener tus
esfínteres o decidiste ir al baño para siquiera lavarte las manos, no sales de
allí saciado sino con alguna infección o bacteria. A todas estas ¿pueden reclamar mejores condiciones salariales
los obreros, si no pueden garantizar espacios idóneos?
Lo peor: al
finalizar cada protesta profesoral con paros temporales o indefinidos, los
obreros se inventan una nueva manifestación que siempre consiste en el cese de
sus funciones ¿insólito no? Absurdo siempre será que en vez de tomar las sedes
rectorales, los sindicalistas terminan perjudicando a estudiantes poco o nada
responsables de sus reclamos.
Profesores: ¿cuál es su
contribución con la sociedad? Respuesta trillada e hipócrita: ‘formar
profesionales excepcionales permitidores del crecimiento del país… fomentar la
pluralidad de pensamiento entre los futuros profesionales…’ Si
los académicos procuraran hacerse un autoanálisis y entendieran que enseñar no
puede ser solamente dedicarse a dar 4 unidades y hacer la misma cantidad de
evaluaciones, de forma descontrolada y a punta de golpes “porque tenemos que
acabar la materia antes de tiempo para agarrar las vacaciones por anticipado”.
Me
disculpan quienes lo hagan, pero creo que la puntualidad, vestimenta, el
discurso, bagaje, la crítica, permitir el discernimiento y rechazarlo
estableciendo razones, la actualización constante y la verdad frente a la
irracionalidad, ideologías y actuaciones anárquicas, el desorden en la
organización para la que trabajan, etc ¡así sí se construye país!, ¡así sí te
conviertes en ejemplo!, ¡así sí formas futuros profesionales con criterio!. Si de
lo contrario un académico se empeña en ser tan mamarracho y mediocre como el
educando, sin duda ilustra a la perfección el país que tenemos y el que se
terminará de consolidar.
Desorden presupuestario: Si
las partidas existen por qué no se cancelan. Está bien, suena
lógico no cancelar becas si las clases se encuentran suspendidas desde hace 2
meses y medio; sin embargo cabe preguntarse cuántos becados quieren acudir a
clases, para determinar si no acuden porque esa es su mejor forma de protestar
o por la imposición de la visión y estilo de un tercero, impidiendo al
resto decidir qué hacer.
A
quienes controlan el tesoro universitario les encanta esa amenazadera de los
sindicalistas. Ya hasta junio le dio oportunidad la APUZ de cancelar antigüedades,
y el resto de los gremios cerraron accesos a la universidad para impedir yo no
sé qué. No les preocupa a las
autoridades qué pensamos los miembros de la universidad. Les resbalan los
juicios de los estudiantes y empleados.
Esta
publicación no tiene como propósito quejarse porque sí del funcionamiento
universitario. Resulta imprescindible en la actual coyuntura reflexionar sobre
la familia, el empleo, la institución o empresa que somos y queremos pero antes
debemos examinarnos.
Hay estudiantes felices con
la suspensión de clases. Y como no, si el tiempo les rinde para trabajar y
montar sus negocitos, porque de oportunistas está lleno el país, y esa es la
palabra para calificar a un numeroso grupo de individuos quienes deberían estar
estudiando y construyendo conocimientos, no obstante se hallan en la calle y no
para protestar, sino para hacerse de un dinerito.
Los
problemas existen para superarlos y aleccionarnos. Si las circunstancias de hoy
no contribuyen a lograr una mejor sociedad, con individuos verdaderamente
reflexivos y civilizados, entonces a Venezuela se la llevó quien la trajo y no
sirve de nada ese montón de universidades cuando un delincuente y un futuro
profesional, son iguales.
Esmerémonos por ser mejores y corregirnos. Esa luz necesaria en LUZ debe ser un manto de sabiduría y reflexión. Si cada uno de nosotros no ejerce cabalmente su rol, pues no diga luego que los vicios actuales son culpa de los políticos cuando realmente usted y yo condujimos a Venezuela al despeñadero.
Esmerémonos por ser mejores y corregirnos. Esa luz necesaria en LUZ debe ser un manto de sabiduría y reflexión. Si cada uno de nosotros no ejerce cabalmente su rol, pues no diga luego que los vicios actuales son culpa de los políticos cuando realmente usted y yo condujimos a Venezuela al despeñadero.
Gabriel Rodríguez
@gabo_rodr
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