Contrario
al pensamiento de algunos, estuvo muy
bien que por fin la oposición y el gobierno se encontraran y ante el país la
verdadera cara de la dirigencia política venezolana pudiera desnudarse. Lamentablemente
tengo mis dudas sobre si rendirán frutos las exigencias hechas, pero lo más
importante es que hoy tenemos consciencia de la existencia de un gobierno
nefasto y de pantomima que quiere idiotizar a su militancia, negándole la
agudización de la crisis política y económica, propiciada por ellos mismos.
Cuando
la oposición de forma incisiva señaló que este
gobierno “es malo y que son ellos los responsables del avance en las mesas de
diálogo” resulta innegable no darles la razón. Y la causa se debe a que ellos
detentan el poder desde hace 15 años, y sea quien fuere la cabeza del Estado,
por tener esa investidura y responsabilidad, tiene que buscar por todas las
vías posibles y en el marco de la ley, la resolución de los conflictos y
controversias que puedan generarse. Por otra parte, creer que el TSJ, la Contraloría, el Ministerio Público, la Defensoría
del Pueblo y el CNE no son brazos políticos del gobierno es pecar de estúpido,
ni siquiera de ingenuo.
Hoy
escribo estas líneas, no para echarle una jaladita a la MUD, engrandecerlos o
divinizarlos, no; hoy escribo estas líneas porque me siento satisfecho de que el clamor de la mayoría de los venezolanos
(de cualquiera de las tendencias políticas) se escuchó, y se escuchó fuerte,
retumbó en el Palacio de Miraflores, y fue un clamor que no se basó en el
típico “yo opino”, por el contrario esos “hechos y pruebas” a los que se
refirió Jorge Rodríguez se dijeron, se mostraron, y con cifras de las propias
instituciones del Estado como el INE o el BCV, y de la ONU presentadas a la
nación y al mundo en reiteradas oportunidades.
El evento: en
mi opinión un acto tan importante como el ocurrido el pasado jueves, debió
iniciar a las 6 de la tarde y no a las 8:15 pm. En primer término porque debe garantizarse
que todas las personas puedan ver no solo su inicio sino también la
culminación. Este país es flojo para enfrentar circunstancias inéditas o de
envergadura, y con tan solo un comienzo pautado a tal hora, con 23 oradores,
más los cancilleres y el Nuncio, era fácil determinar una finalización en la
madrugada (específicamente a la 1:55 am).
Maduro vs Capriles: Aún
cuando parte de la militancia opositora pueda sentirse decepcionada por el
gobernador de Miranda, tenemos que reconocer la superioridad discursiva de Capriles en comparación con la del ‘señor
presidente’. Fue frontal, directo, explicó los acontecimientos de
abril-2013, exigió respeto y la restitución de los políticos destituidos, se
dirigió al jefe de gobierno por su nombre y no su apellido, dejó claro que “sí hay dos Venezuela, la de la clase
política y la mayoría de los venezolanos” que deseamos mejor calidad de vida,
los calificó de “mal gobierno”, y mencionó la gran razón de la crisis: “Nicolás
tú eres presidente porque las instituciones que ustedes controlan así lo
permitieron, estamos así porque las instituciones no funcionan… la
responsabilidad es de ustedes porque son quienes están en el poder y el avance
de estas mesas dependerá de ustedes”. En comparación Maduro se dedicó a lo
que mejor sabe hacer: hablar de la farándula, de su 11 y 13 de abril de 2002, del
‘comandante supremo’ y otras cuantas bazofias detestables.
Cabello el ruborizado:
Henry Ramos Allup y Henrique Capriles desencajaron al presidente de la AN. El
pobrecito quedó humillado frente al país, un discurso pobre y carente de
sentido, elucubraciones sin orden alguno, muletillas hasta decir ya basta y una
molestia innegable cuando bien le dijo el secretario general de AD “los militares bajo las órdenes de los
civiles y con el único derecho político de ejercicio del voto, a menos que
renuncien a la FAN”. Ese Cabello que grita, juzga y sentencia en un presídium
que lo idean más como un estrado, el jueves pasado se sentó en una mesa donde
todos eran iguales.
Discursos ideológicos y
coherentes: Aún cuando el señor Ramos Allup no es santo
de mi devoción les dejó claro al oficialismo la mención de términos
inconstitucionales y que se debían a proyectos políticos que niegan la
existencia y consolidación del pluralismo, para ello citó y explicó los
postulados de Gramsci, Lenin y Marx. Maravillosa la cita de Roberto Enríquez “la
nación es la conciencia” y la aclaración de Ramos Allup de que nación, Estado y
gobierno no son lo mismo.
La gráfica del poder: el
gobierno se ufana en decir que su movimiento es mestizo, obrero, cristiano, de
los desposeídos, etc, etc, etc. Cuando veíamos las tomas hechas a la MUD,
notabas a indígenas, mestizos, centro-derechistas, izquierdistas y
centro-izquierdistas. Ambas fuerzas no son grupos ideológicos homogéneos de
izquierda o derecha, sino que representan una variedad palpable entre el propio
pueblo. “No toda la izquierda está en el
gobierno, ni toda la derecha está en la oposición”, palabras del gobernador de
Lara Henry Falcón.
Calidad de los oradores: No
me sorprendió para nada la presencia de Aristóbulo Istúriz, Cilia Flores,
Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez en representación del gobierno. Ellos son
sus dirigentes más duros y siempre tratan de ridiculizar a sus contendores. Solo
que esta vez no fueron quienes tuvieron la última palabra. Ahora, debo decir
que preocupa que el gobernador de
Anzoátegui mantenga “que los medios no interesan porque sus dueños son de una
oligarquía que responde a sus propios intereses”, es decir: acabemos con los medios, no respondamos a
sus exigencias porque para nosotros no son relevantes. ¿Qué opinarán los
profesores de comunicación social y estudiantes del área, afectos al gobierno?
Lo
más rescatable fue lo señalado por Jorge Rodríguez cuando dijo “ustedes nunca
nos han reconocido a nosotros, y no nos legitiman”. Una de las más grandes
verdades y señaladas con justa razón por parte del gobierno. Hoy, no se justifica
que aún haya opositores que piensen en Chávez solo como un tramposo y no le den
el lugar que tiene en la historia del país y su influencia en América Latina,
como un líder indiscutible.
Es
imprescindible que en la sociedad venezolana, los políticos busquen dialogar,
enfrentar y procurar la resolución de los conflictos a partir de un trabajo
mancomunado, reconociendo aciertos y desaciertos del otro. No creo que las
mesas lleguen muy lejos, pero lo palpable es que el jueves 10 hubo un gobierno
con careta caída, y una porción opositora que dejó claro por qué se protesta en
Venezuela y sencilla es la razón: un gobierno nefasto, populista y demagogo
amparado por un Estado corrupto y neófito.
Gabriel Rodríguez
@gabo_rodr
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