El
pasado 29 de abril el Ejecutivo Nacional,
por fin, anunció el ¿incremento? del salario mínimo, el mismo que cobra más del
50% de los empleados en Venezuela, si no
te alcanza toca calársela porque el gobierno cuenta además con la venia de los
empresarios venezolanos ¿termina siendo justo? Definitivamente no, el sueldo tiene que representar la labor
desempeñada, lógicamente el nivel académico (que aunque no se crea, hay
profesionales devengando salario básico), y la adaptación al panorama económico:
inflación, devaluación, costo de la canasta básica ¿los Bs. 4.251, 40 céntimos
mensuales se adaptan a estas condiciones?
Sin
duda, la masa no está para bollos y
la responsabilidad del caos recaerá siempre en manos de cualquiera que
desempeñe la labor de gobierno o su antecesor ¿por qué? Porque sus políticas nos
condujeron a la realidad actual y más aún arrastrando 15 años de historia. ¿Entiende
usted por qué Maduro es visto como el gran responsable, según las últimas
encuestas, y no precisamente la pseudo teoría del ‘golpe económico’?
¿Alcanzan los 4.251 Bs? no
hace falta responder esa interrogante, termina siendo estúpido e improductivo,
aquí lo relevante es que el INE ha determinado que la canasta básica se valora
en más de 12.000 Bs. una familia conformada por 5 personas no necesita uno sino
tres sueldos básicos para poder comer. Peor aún, comprar un producto de esos
que andan desaparecidos (harina de trigo y maíz, leche en polvo o líquida,
café, aceite, productos de higiene personal, etc) si logras encontrarlo lo
adquieres al precio que le dé la gana al vendedor, y al final trabajas solo
para comer porque ni siquiera puedes cancelar los servicios básicos.
Señores,
la situación está más que dura y crítica,
las oportunidades se desvanecen, tenemos un gobierno hipócrita que no dice la
verdad, y aún cuando la FAO lo premie por tener a una de las sociedades ‘mejor
alimentadas’, sería bueno recordar que la magia no durará por mucho tiempo.
Esa
estrategia populista de incrementar unos cuantos Bolívares anualmente no da
resultados, porque históricamente se ubica por debajo de la realidad del
mercado. Se hacen imprescindibles las reformas necesarias a la economía para
aligerar en lo posible tanto karma. Tristemente, de ocurrir, no generaría
soluciones a corto o mediano plazo, pero son esas las consecuencias de no haber
tenido la fuerza y el coraje de sincerar los índices socioeconómicos a tiempo.
Por
lo pronto seguimos haciendo magia con el miserable sueldo mínimo, o en su
defecto ‘pasando hambre’.
Gabriel Rodríguez
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