lunes, 28 de julio de 2014

No entiendo nada


Semana convulsionada. No solo por la atroz sequía de las cuales somos víctimas los residentes del estado Zulia, sino por la aprehensión de Hugo Carvajal en Aruba y la amenaza de extraditarlo a EEUU, la guerra de los partidos de la MUD entre ellos y contra sí, la pírrica participación en las elecciones internas del partido de gobierno, los rumores de una próxima devaluación y la presencia de expertos del FMI en Caracas.

¡Válgame Dios! Cómo resistimos tanto

Para nadie es secreto que gran parte de las dificultades padecidas por el país son exclusiva responsabilidad del Estado Venezolano. No obstante la oposición se ha tornado descabezada para promoverse como una alternativa coherente, unificada y coherente con los electores del país.

¿Por qué? Aquí no hay unidad, a pocos le interesa lo que pueda ocurrir con el destino de la patria, no hay propuesta, no hay paciencia, inexisten o se esfuman las ideas a causa de la ambición desmedida de grupos desvergonzados reclamantes de sinceridad cuando han sido los principales hipócritas.

Me llamaron poderosamente la atención las declaraciones de Tomás Guanipa donde hizo indicaciones sobre algunos cambios de la coalición opositora para responder a la crisis, el grupo salidista persiste en considerar la desaparición de la MUD  para dar paso a la incorporación de nuevos actores, Roberto Enríquez acusó a Capriles de “falso” al criticar la propuesta de Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, sabiendo de su llamado al plebiscito en diciembre. El presidente de Copei exige sinceridad porque de lo contrario abandonaría la MUD.

¿Qué le queda a la MUD? Tristemente desaparecer. Copei al sumarse a las presiones, por causas diferentes eso sí, del grupo VP-Independientes-ABP hace enorme el gran vacío existente desde hace tiempo en la propia Mesa.

He considerado desde hace mucho la reestructuración de la MUD no su desaparición, porque volveríamos aquella temporada oscura donde cada quien marchaba por su cuenta. Sin embargo, las intenciones de los principales dirigentes de los partidos tradicionales y de grupos políticos se ilustran a cabalidad con cada una de sus acciones.

Enríquez y Ramos Allup son los cínicos más grandes que tiene la MUD. Todo lo critican pero qué han construido. Son buenos para proponer las candidaturas a la Presidencia (caso abril 2013), manteniendo a su militancia amarrada a valores desconectados de la realidad. Ofrecen brillantes discursos y explicaciones de resultados. Por qué si se tienen todas las respuestas no han terminado de construir una decisiva victoria.

El caso López-Machado-Ledezma es aún peor, se victimizan ante la opinión pública cuando sabemos que sus reales intenciones han sido una ambición desmedida por el poder cuyo objetivo es derrocar a Maduro y lo niegan, pareciera que hablaran en códigos inentendibles y así nunca consolidarán sus fines.

¿Por qué estamos así? La oposición tuvo una oportunidad brillante con Capriles, pero el liderazgo de este último se esfumó por ellos mismos. Nadie trabaja en construir una alternativa de mayorías y mucho menos han procurado idear un plan de país conociendo el eufemismo barato propuesto por el gobierno. La oposición político-partidista no quiere líderes: quieren, anhelan y desean sentarse en la silla de Miraflores y disfrutar de sus bondades.

Tristemente el camino es el mismo esperar, esperar y esperar. Aquí no hay consciencia, ni mucho menos dignos representantes. Esperemos sea el pueblo quien se levante pronto.



Gabriel Rodríguez

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