lunes, 17 de noviembre de 2014

#Especial Lo que la Vida me Robó: La resurrección de la Telenovela Rosa


Es imposible no asegurar lo que aparece titulado. A nadie le pueden quedar dudas, Lo que la Vida me Robó dignifica a la Telenovela Rosa. ¿Cómo? A través de su historia, elenco, estética, dirección y producción. Talento, creatividad, pulcritud, inteligencia y estrategia; sencillamente las difíciles claves del éxito.


Desde hace tiempo quería hacer un artículo relacionado a la historia, originalmente escrita por Caridad Bravo Adams, adaptada por tercera vez. La primera bajo el nombre original Bodas de Odio en 1983; la segunda 20 años más tarde: Amor Real. Ambas de la pluma de la gran María Zarattini (Corazón Salvaje de la década de los 90, Sortilegio, la Fuerza del Destino y Mentir para Vivir), producidas por el denominado “Señor Telenovela” Ernesto Alonso y luego, nada más que por la “Mejor Productora de Telenovelas Mexicanas” Carla Estrada.




Lo que la Vida me Robó estuvo versionada por Juan Carlos Alcalá y producida por Angelli Nesma quien desde hace tiempo se perfila como una exquisita generadora de melodramas. 



Varios cambios a la pieza original. Uno de los más trascendentales, al punto de mantenernos en vilo a los fanáticos de Amor Real, fue la manera en la cual los realizadores harían los cambios de época. Bravo Adams escribió la obra pensando en amores en tiempos de guerra y aquí la contemporaneizaron. Pero es admirable  porque pareciera que Alcalá se sentó a imaginar las características de los personajes en el siglo XXI. 



La dupla Angelique Boyer y Sebastián Rulli merecía una segunda oportunidad. En Teresa nos dejaron con ganas de más; en esta ocasión a los actores los vimos hacer gala de su talento. Escenas de carácter impecables y las de amor un lujo. La construcción de sus personajes estuvo tan perfectamente hilvanada que a lo largo de 196 capítulos hubo tantos matices, colores y valores que la audiencia adoró hasta obsesionarse.

El tercero en discordia estuvo en manos de Luis Roberto Guzmán. De sus dones histriónicos nunca se dudan. Interpretó a un personaje que sufre, no consigue el amor definitivo, sino a plazos, por porciones y lo mejor su disposición a luchar por aquellos pedazos.


Los Primeros Actores. Si en el pasado Daniela Castro fue una de las protagonistas más sublimes, en el presente se caracteriza por ser la actriz con roles antagónicos más orgánica. A Daniela Castro la sufres, la amas, la odias y la admiras. Su personaje era víctima de las circunstancias y las falsas concepciones. 




La actriz desarrolló una serie de gestos, frases y trabajos de mirada fascinantes. Los escritores explotaron los defectos de Graciela (nombre de su personaje en la ficción) y Castro los asimiló de una manera tan física y psicológica que merece todos los premios existentes.

A Ana Bertha Espín como la madre de Alejandro (Sebastián Rulli), Rosario, la deseamos de mamá, abuela y hasta tía. Sabiamente la actriz confesó que su papel consistía en “ser la madre de todos” y lo logró. 




Hubo tres grandes escenas que la audiencia nunca olvidará de ella. La primera cuando confiesa la verdad a su hijo, la segunda en su reencuentro con este y la tercera en un enfrentamiento contra Graciela (Daniela Castro). Son fastuosas. Son escenas semiológicamente estupendas. Solo Rosario (Ana Bertha Espín) pudo poner en su sitio a la madre de Montserrat y ¿por qué? Por su bondad, pureza de sentimientos y humildad.

Erick del Castillo le imprimió fuerza, gallardía y sabiduría al Padre Anselmo. Sus escenas dramáticas daban tantas ganas de llorar que eso habla de su capacidad interpretativa.


¿Quiénes se graduaron de actores? Grettel Valdez y Ferdinando Valencia. Unos villanos que aman y odian con la misma fuerza e intensidad. Matizados y cambiantes. Con justificación a su conducta y la ilustración de la vivencia de la metamorfosis interna y externa.


¿Quiénes se consagraron? Boyer no la ha tenido fácil. A lo largo de su carrera le ha tocado duro, en Teresa debía rebasar a una leyenda de la tv mexicana como Marycruz Olivier, luego en Abismo de Pasión a la propia Daniela Castro y hoy a Adela Noriega; y por supuesto lo ha logrado. Sus personajes actuales no se parecen a los anteriores. Los diversifica y se diferencia de las histriones anteriores.


Rulli ya puede ser considerado un actor de primera. Seguramente en el 2015 se gana su Tv y Novelas ya que ha estado nominado 4 veces y nunca lo consigue. Pero si hay algo que el guion de Bodas de Odio regala a sus protagonistas es la consagración. Fernando Colunga empezó a ser respetado luego de su personaje como Manuel Fuentes Guerra en Amor Real y hoy será Rulli con Alejandro Almonte.


Margarita Magaña en su historia de amores imposibles. La bailarina exótica enamorada y casada con un militar (Carlos de La Mota) adorable pero un tanto castrante. ¡Qué interpretación! Se le suma Alejandra García (Nadia) con unas vivencias bastante claroscuras. Pero en fin, la mayoría del elenco estuvo genial. Otros Verónica Jaspeado y Osvaldo Benavides. Personajes a tono, redondos, cumplidores, los mejores de los mejores. Una espectacular selección.




Aunque, si bien Alberto Estrella solo actúa en los primeros 70 capítulos, luego de estar retirado dos años de la tv mexicana volvió al ruedo con su estilo único. Personificando al tío Juventino, Estrella hizo una actuación especial digna de cualquier reconocimiento. Otro gran Primer Actor.



¿Quién no gustó? Sergio Sendel, siempre repetido, el mismo discurso, iguales gestos. Personajes típicos. Pareciera encasillado, a veces aburría, solo que en la segunda parte hay algunos cambios interesantes, más no lo suficientes para puntuar bien su participación.

Lo curioso. Hasta el momento es la primera vez que veo una telenovela mexicana donde el triángulo protagónico son extranjeros. Angelique Boyer es francesa, Sebastián Rulli argentino y Luis Roberto Guzmán puertorriqueño. Claro, los tres han hecho carrera a pasos en México; pero no deja de ser curioso que en una industria cerrada como la de ese país, veamos esto.




Finalmente ¿Qué significa Lo que la Vida me Robó? Una verdadera obra maestra que irá a la posteridad porque no defraudó ni a Amor Real, mucho menos al guion original Bodas de Odio. Se caracterizó por la lucha de los valores contra los antivalores, la prevalencia del amor y la firmeza en las convicciones. 196 capítulos que hasta el año 2008 ninguna producción estelar de Televisa había logrado, y es porque además de estas razones, la gente quiere talento verdadero, producciones de calidad, respeto por la estética, historias construidas con motivos creíbles y no cualquier absurdo.

Para alguien como yo que vi Amor Real no una sino cuatro veces. La primera en Venevisión, dos veces en el Canal de las Estrellas y hace poco en Telenovelas; Lo que la Vida me Robó significó una producción vertiginosa, de menos a más, con tensiones a cada momento, con una carga dramática y literaria admirable y sobre todo una historia rosa de esas que te hacen llorar y amar, así sea a personajes de ficción. Bendita sea Televisa porque desde Sortilegio no teníamos algo tan brillante. 


Ojalá muchas productoras aprendieran la receta y no sigan destruyendo el estilo clásico de la telenovela, una verdadera manifestación del latinoamericanismo y una forma de exposición artística entrañable, digna de respeto.




Gabriel Rodríguez

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