lunes, 22 de diciembre de 2014

URBE y Palaima ¿íconos de una resistencia o víctimas de un error?


Es sin duda una jactancia considerar a URBE y Palaima íconos de alguna rebelión; no obstante, al menos en el estado Zulia fueron estas sedes y quienes conviven allí, las más afectadas producto de las malas decisiones de personas, divididas en: inescrupulosas y otros, idealistas.  

Aquel 12 de febrero inicia una situación que llenó de emoción la vida de muchos, entre escépticos y confiados durante casi una semana muchas de las principales avenidas del norte de Maracaibo estaban desoladas, pocas personas en la calle, los estudiantes estaban sin clases porque tanto URBE como LUZ suspendían sus actividades “indefinidamente” ante un panorama desconcertante.


Pero en Palaima se fraguaron varios intentos para llamar la atención de los afamados “colectivos”. Palaima es el conjunto residencial donde habitan un considerable grupo de estudiantes tanto de LUZ y URBE, al estar en medio de dos instituciones tan importantes, era imposible no resultar afectada. 

Fue exactamente un miércoles 5 de marzo cuando las cosas se pusieron más que negras para la comunidad, muchos vecinos apoyaron con distintos enseres a los muchachos que consideraron ese recinto una especie de campo de batalla, que conforme transcurrieron los días llegaron muchas más personas a “colaborar” con los esfuerzos de “resistencia”.

El salón de fiestas y reuniones del edificio 1 sirvió de centro de acopio, los estudiantes de Medicina socorrían a quienes resultaran afectados con los gases, las piedras y hasta los golpes; en fin, de una manera bastante espontánea se edificó una estructura para la eventualidad, pero al final el cansancio, la corrupción, la intolerancia, el descaro (sí muchísimo descaro por parte de quienes apoyaron logísticamente el evento, se opusieron a un reinicio de clases, mientras ellos acudían a sus trabajos), el accionar desesperado de algunos vecinos y la hipocresía de la sociedad marabina ocasionaron el fin de un hecho que desde su inicio, con ese carácter de “espontaneidad”, estuvo destino al fracaso.

URBE y Palaima no son íconos de nada, ustedes no se imaginan la cantidad de muchachos que participaron en los enfrentamientos solo por “emoción y adrenalina”, o cuantas personas en el mes de abril crearon un característico hotel para actos lascivos en una carpa, o de la terrible visita que hiciera un sacerdote a Palaima junto a dos reconocidos políticos locales que pagaron una buena cantidad de dinero a un señor para que contactara a una logia que invadiera y saqueara a la URBE, ¿a todas estas fueron URBE y Palaima un ícono de lucha?, para colmo de males muchos de los vecinos que luego de aquellos hechos se “solidarizaron” no resultaron más que hipócritas porque tiempo después, y ante los esfuerzos por reanudar las manifestaciones, a punta de balazos y cohetones terminaron quitándoles las ganas.

URBE y Palaima sencillamente fueron víctimas de un error. Nada en esta vida llega lejos si no se planific asertivamente. Cómo puede pretender alguien que esa lucha diera resultados cuando literalmente solo en Palaima había “resistencia” conducida por un residente de allí pero ya quienes participaron en la protesta ni siquiera vivían allí. Las personas creyeron que solo por darles café, agua y las tres comidas diarias a esos muchachos ¿iban a derrocar al gobierno? Ese fue el más grande error, que mientras muchos vecinos continuaron con sus vidas normales mientras solo los que estudiaban a nivel universitario estaban varados se creyó que la lucha daría resultado. Peor aún nadie, absolutamente nadie de las comunidades del Centro, Oeste o Sur de Maracaibo (y solo incluyo Maracaibo porque debería mencionar al resto del estado) fueron solidarios con la terrible situación de la Parroquia Chiquinquirá.

Este es un pueblo indolente. Mientras la excitación de leer los tuits o los adulterados post en Facebook los hizo creer en la falacia de que “íbamos por buen camino”, hoy todavía hay una comunidad de vecinos y otra universitaria a la expectativa y temerosa, ante la amenaza del caos que en aquel tiempo dejó a varios con deudas, sin trabajo y perdidos al no poder vender sus inmuebles.

A mí no me importa quienes se puedan sentir aludidos, lo único cierto es que la cobardía de muchos zulianos, la corrupción de unos aprovechados, la hipocresía de quienes “apoyaban a los estudiantes” cuando desde sus edificios les lanzaron balazos para correrlos o cuando permitieron que ese sacerdote junto a esos dos políticos hiciera tal oferta, se demostró que en el país no existen hombres con ética y moral inquebrantable para sacarnos prontamente de esta abyecta clase política gobernante.

Ojalá la lección se haya aprendido, ojalá exista un resquicio de raciocinio la próxima vez que un osado quiera acabar con los proyectos ajenos. Por lo pronto, los zulianos fueron los únicos culpables de los daños a la URBE y Palaima por su falta de apoyo y solidaridad.



Gabriel Rodríguez

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