Venezuela el día de ayer dio nuevamente una
muestra de civismo, democracia y lucha por sus convicciones e ideales. Todos
los pronósticos, una vez más, no se dieron y con más de 78% de participación se
escogió al nuevo jefe del Estado. Muchos periodistas, encuestadores y
“expertos” señalaron que la participación sería muy por debajo de lo ocurrido
en 2012. Nuevamente se equivocaron. Tan solo 2% menos de electores se
movilizaron esta vez en comparación al año anterior.
Las encuestas manejaron resultados que en la
realidad no se dieron así. No entiendo por qué en los últimos años, desde las
empresas más respetables hasta las de dudosa reputación, realizan estudios con
amplios márgenes de error, una abstención enorme y la fotografía que pretenden
retratar de la realidad no se asemeja con ella.
Capriles llenó, una vez más, de esperanzas a
todo el pueblo venezolano. Tanto así que aún cuando muchos creíamos poco
probable su victoria, el día 14 pudo haberse materializado si tan solo la
movilización hubiere sido mayor y las patrañas del Estado contra él no se
hubiesen gestado, o de desarrollarse recibieran penalización. La diferencia,
hasta el momento, fue de 1 punto y medio. Notamos como se cierra la brecha cada
día más si la comparamos con el 11% de 2012.
La gente debe permanecer en la calle, no hay
que dar oportunidad a la duda. El CNE como máxima institución en esta materia,
se halla en la obligación de hacer la auditoría pública del 100% de las cajas
tal cual lo sugiere Vicente Diaz y ambos candidatos.
Se estuvo muy cerca de la victoria, yo pido
encarecidamente a toda la oposición en Venezuela, y cuando me refiero a este
sector no son sus dirigentes sino los votantes, a que no pierdan la fe y la
esperanza. Debemos votar masivamente, la democracia es así. Hoy se pierde pero
mañana puede revertirse lo ocurrido. Si en las próximas elecciones nos quedamos
en casa, entonces nuestro futuro cada día se vería más lejano. Construyamos
patria y fundemos al país, como diría Cabrujas.
Capriles se ha erigido como el auténtico
líder de la oposición, es nuestra responsabilidad mantenerlo. Lula debió
postularse 3 veces a la presidencia de Brasil. Dios sabrá para cuando este país
podrá madurar y fortalecerse.
Notando el discurso del ahora presidente no
encuentro la voluntad política para resolver los problemas. La confrontación
continuará y ha llegado el momento de que despierten quienes hoy están drogados
con este gobierno dadivoso, más no progresista.
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